El movimiento RUPTURA, listas 25, no presentará candidatos en ninguna circunscripción electoral para las elecciones seccionales 2014
Aún antes de constituirnos formalmente como Movimiento, quienes emprendimos la tarea de construir, no sólo organización política, sino una aternativa democrática y progresista frente a los problemas estructurales del país, identificamos que muchas de las distorsiones de la política estaban vinculadas al diseño del sistema electoral. Planteamos entonces la necesidad de varias reformas: reglas claras y que no se alteren en cada elección; prohibición efectiva del uso de recursos públicos con fines electorales; estricto control a los mecanismos de financiamiento de las organizaciones políticas y las campañas electorales; una autoridad electoral independiente de los movimientos y partidos; el financiamiento igualitario que permita acceder a los medios masivos de comunicación; entre otras.
Muchas de esas aspiraciones se plasmaron en la Constitución de Montecristi y hoy, cinco años después, comprobamos con impotencia que no sólo no son efectivas sino que en algunos casos nos enfrentamos a problemas todavía más serios.
A estas condiciones, o mejor dicho, falta de condiciones institucionales debemos añadir el hecho de que las próximas elecciones son seccionales, es decir elegiremos juntas parroquiales, alcaldes, concejales y prefectos, en un momento en que gran parte de los actores políticos parecen haber decidido hacer abstracción de la política nacional, sumar sus opciones electorales con independencia de sus posturas –o la falta de ellas- frente a los graves asuntos de la política nacional que sin duda los afectan. Si añadimos a esto la práctica del gobierno nacional de condicionar su respaldo a los territorios a la incondicionalidad política de los representantes, surge la pregunta sobre la relevancia de estar en esta elección frente a la opción de concentrar esfuerzos en asuntos nacionales vitales.
En conclusión, con las elecciones convocadas notamos los siguientes vacíos que –a nuestro parecer- confluyen en la idea del partido único y el Estado como partido, que poco a poco va perfeccionándose en el Ecuador:
- No existen responsables ni conclusiones sobre el penoso episodio de las “firmas” para inscribir organizaciones políticas que tanto daño le hizo al naciente sistema;
- No hay control sobre el gasto pre electoral del Estado, en sus distintos niveles, ni de las organizaciones políticas;
- No hay norma en el Código de la Democracia sobre el porcentaje de votación que se requiere de los movimientos nacionales para su permanencia en el padrón;
- No hay pronunciamiento oficial del Consejo Nacional Electoral sobre la forma en que se calculará el porcentaje de votación obtenido en las elecciones anteriores con el fin de definir “votación nacional en elecciones pluri personales”.
En un escenario de tan alta incertidumbre, consideramos que la participación de organizaciones como la nuestra: sin la fuerza de los recursos económicos privados o públicos sin control, no alcanza a ser más que la legitimación de un lamentable episodio de la vida nacional. En casos de excepción, algunos de nuestros compañeros y compañeras participarán –con la debida autorización del movimiento- en candidaturas progresistas con las que mantenemos conversaciones y compromisos anteriores.
Esta decisión nuestra no implica que abandonemos ningún otro espacio de disputa democrática de los que existen: seguiremos discutiendo y ofreciendo alternativas frente a los asuntos públicos; construyendo ciudadanía informada, deliberante, libre; defendiendo los derechos de hombres y mujeres dignas y la necesidad de un Estado democrático y laico; participaremos en la iniciativa impulsada por diversos sectores para llevar a consulta popular la explotación del ITT; activaremos los débiles mecanismos institucionales y jurisdiccionales para estas causas y, por supuesto, seguiremos fortaleciendo nuestras opciones electorales y exigiendo reglas que permitan esta forma de participación política sin las distorsiones que hoy existen y buscan formas de perpetuarse.